Qué difícil es expresar las sensaciones con solo palabras, ¿no? Ni se ven, ni se tocan. Entonces, ¿cómo dar a conocer algo invisible? Eso nos preguntamos en Grow cuando GSK nos propuso el reto: “Queremos dar a conocer el Herpes Zóster y conseguir un mayor compromiso por parte de los profesionales de la salud en su prevención”. El Herpes Zóster es un virus que se mantiene latente y provoca un dolor tan intenso como invisible. Y como no se veía, teníamos que conseguir que se ‘sintiese’.

Lo teníamos claro. ¿Cuál es el recurso más potente para visibilizar y transmitir emociones? El arte, más concretamente, la expresión artística, el uso del cuerpo para transmitir sensaciones. Así, conseguimos hacer llegar al público ‘El dolor que no ves’.

Utilizamos el lienzo de la propia piel para expresar a través de la pintura corporal los testimonios reales de los pacientes, comparando el dolor con alegorías a los rayos, la lava o el ácido, una fórmula efectiva para transmitir la angustia de los pacientes por cada poro de la piel.

Experimentamos la mirada de un artista que lo había vivido de cerca, Eugenio Recuenco. A través de una serie de fotografías, acercamos al público el Herpes Zóster en una exposición, y expresamos el dolor a partir de una pieza audiovisual que junto a la música y a la coreografía conseguía liberar con cada movimiento las sensaciones más profundas asociadas al Herpes Zóster. Tanto la exposición como el evento se replicó por toda España, donde a través de la performance artística, la música, el bodypainting  y sobre todo, los testimonios de pacientes reales, conseguimos concienciar a dermatólogos y profesionales de la salud sobre ese dolor intenso e invisible que causa en sus pacientes el virus del Herpes Zóster.