La comunicación
interna no es aburrida
Estrategia de marca Branded Content Producción audiovisual
Año 2025
Cliente ITP Aero
Sector Aeroespacial
Intenta explicar qué es un conflicto de intereses sin aburrir… pues de eso va este proyecto.
¿Sabes qué es un conflicto de intereses? Pues se dice de aquellas situaciones… [blablabla]… en las que un empleado o gerente de ITP Aero… [blablabla]… debe tomar una decisión con respecto a la contratación o colaboración… [blablabla]. Ahora entiendes cuál era nuestro reto, ¿verdad?
En términos de comunicación interna, las empresas se enfrentan a la difícil tarea de informar sobre buenas prácticas, normativas o procesos; es decir, información poco atractiva para los empleados. El equipo de ITP Aero nos retó a darle una vuelta a la típica comunicación interna: ni infografías “bonitas” ni vídeos tediosos llenos de información que, obviamente, nadie vería. Necesitaban algo fresco, distinto… algo entre el método y la locura.
Creamos el programa que nadie pidió, pero que todos necesitábamos (al menos, para saber qué es un conflicto de intereses).
Nos pusimos tres objetivos clave: explicar los conflictos de intereses a través de ejemplos concretos, reales, útiles; informar claramente sobre los protocolos a seguir en cada caso y, el más importante, hacer todo esto a través de un formato atractivo y de fácil difusión que invite al consumo (que diera de qué hablar entre los empleados; ya sabes, interés orgánico).
Así nace El Conflictorio (conflicto + consultorio): un formato audiovisual didáctico y atractivo, inspirado en los famosos late nights, con el que conseguimos transmitir toda la información institucional sobre los conflictos de intereses a través de mini píldoras de casos concretos y empleando la mejor herramienta de engagement: el humor. Porque, ¿a quién no le va a gustar reírse mientras aprende algo?
¡Ah! ITP Aero es una compañía internacional, así que tuvimos que hacer su versión en inglés (idiomas, querida): The Conflice (conflict + office), adaptando cada broma al famoso humor británico. ¡Ese sí que fue un reto! Pero no nos enrollamos más: mejor mírate el vídeo-case, que lo explica mucho mejor que esta parrafada.
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